Niños Amazon

¡¡¡Mamá, lo quiero!!! ¡¡¡Mamá, lo quiero!!!

Esta es quizá una de las frases que más escuchan y que más han escuchado muchos de los padres en boca de sus hijos a lo largo de la historia. Kim Payne, profesor y orientador estadounidense, llevó a cabo un experimento muy interesante en el cual asegura que los cuatro pilares del exceso sobre los cuales se erige la educación actual de los niños son:

  • Demasiadas cosas
  • Demasiadas opciones
  • Demasiada información
  • Demasiada velocidad

Un niño pide y pide por naturaleza y los padres estamos ahí para aguantar el tipo y decidir por ellos qué les damos o qué no les damos y en qué momento. Pero si desde pequeños no han escuchado muchas veces que no a su retahíla de peticiones cómo van a gestionar bien su vida en un mundo que aspira a vivir experiencias cada vez más intensas y a consumir de forma tan tan fácil que a veces parece que ni hemos pagado.

Y el rey del pago a un click, sin fricción alguna, es sin duda Amazon que está poniendo el mundo patas arriba. Me confieso asidua compradora de Amazon, aunque cada vez más elijo otros comercios online porque veo su omnipontencia y las consecuencias que ésto está teniendo en la economía y los mercados.

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Pero a lo que iba es que en esta era de la inmediatez, del conseguirlo todo ya, del acceso a infinidad de contenidos, de información, en esta sociedad en la que te descargas una aplicación y puedes pedir desde tu casa que alguien te compre unas tiritas en la farmacia de tu barrio y te las traiga en su  bici, se hace más necesario que nunca educar a nuestros hijos en el valor de la espera. 

Esta generación de «niños Amazon», como yo les llamo a mis hijos, crecen en una sociedad que tiene acceso a todo a través de un solo click, sea un capítulo de Netflix de su serie favorita, sea el vocabulario de inglés que reenvía un amigo por WhatsApp, una foto en tiempo real de las hazañas de sus vacaciones o la compra de un regalo que llega al día siguiente a tu casa.

Esto es todo un avance y en muchos casos nos facilita la vida pero creo que si que hay pequeñas cosas que pueden ayudarnos a fomentar el valor de la espera de nuestros hijos en el día a día de una forma atractiva:

Dar ejemplo, que vean con pequeños actos que nosotros también esperamos por las cosas que nos gustan, no por ser padres tenemos todo en cuanto lo queremos
– Poner unos horarios de consumo de pantallas fomenta en casa la espera hasta la hora establecida por los mayores
– Intentar retrasar la compra de un objeto deseado (unos cromos, la descarga de un videojuego aunque sea gratis…) para conocer tu tolerancia hacia la espera
Fomentar los turnos de hablar en la comida, facilitar que hablen todos y no siempre el mismo
– Jugar a la Play con un solo mando para que el resto de jugadores observe la jugada y espere el turno puede ser una buena idea
– Establecer planes en familia a largo plazo sin quemar las oportunidades enseguida fomenta las ganas por llevar a cabo el plan y aprenden a disfrutar de la preparación
– Poner límites al acceso de determinada tecnología en la familia, su primer móvil por ejemplo, ayuda a nuestros hijos a no adelantar etapas 
– Elegir contenidos adecuados por edades hace que nuestros hijos sepan esperar a cumplir determinada edad para llegar a esa etapa

Como veis hay muchas cosas que hacemos o intentamos hacer a diario que contrarestan el tirón del querer todo aquí y ahora. Eduquemos a estos «niños Amazon» para que sean libres y tengan recursos para el autocontrol y aprovechen los avances de la tecnología en su beneficio.

¿Qué más cosas haces tu para fomentar la espera en tus hijos? ¿Te resulta fácil o difícil?

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4 comentarios en “Niños Amazon”

  1. ¿Fácil? ¡Es dificilísimo! Me encanta el nombre de niños-Amazon. Si le unimos el niños-L´Oreal, ya estamos listos. Yo digo mucho que no, sobre todo al niño; y menos mal, porque cambia de opinión que da gusto. Creo que fue tuya la idea de «si te gusta una cosa muuuuucho, espera un mes, y si al cabo de ese tiempo te sigue gustando, se piensa en comprar», que me parece acertadísima.
    Ahora mismo por ejemplo, está obsesionado con el Fornite (no te suena, ¿a que no?). Pues tan obsesionado está, que quiere vender un juego que le trajeron los Reyes para comprar no se qué. Le he dicho que ni en broma; que nosotros o quien fuera se gastó 50/60€ en una cosa en la que él estaba emperrado en ese momento, y ahora no iba a deshacerse de él.
    Y lo que nos queda…

    • Es dificil pero debemos estar atentos y tener las cosas claras. Si, Fornite, está siendo todo un fenómeno de masas y a veces como decía en el artículo retrasar un rato una partida va ejercitando ese valor de la espera tan importante. Seguro que lo estás haciendo muy bien. Un abrazo y gracias por comentar!

  2. Bueno, yo creo que no son tantos los padres que dicen que sí a todo… Yo aunque pudiera, no compro ni para mi ni para los niños todo lo que quieren. ¡Si yo misma cuando veo juguetes se lo compraría todo! Voy pensando, ay, cuánto le gustaría esto. Ay, lo que iba a jugar con esto otro… Pero luego me modero, y en realidad no les compro mucha cosa, o se las raciono (hace ya como 6 meses que encontré en el supermercado una oferta de cajitas pequeñas de lego muy baratas y compré 5 xDD las guardé y las he ido sacando luego, y aún me quedan 2). Intento limitar a navidades y cumples, y luego igual algún momento especial, o compro alguna cosita para que luego se la den los abuelos de su parte…

    • Gracias Taisa, efectivamente tu actitud es maravillosa y seguro que lo estás haciendo muy bien. El caso es que ahora al tener todo muy accesible, todo a un click, debemos poner atención en cuidar esas pequeñas esperas del día a día para cuando toca esperar en cosas más grandes estén entrenados.
      Muchas gracias por contarnos tu experiencia. Un abrazo!

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